Covid por aquí, covid por allá. Desde marzo de 2020 no se oye más que esto. ¡Mi equipo y yo hiperventilábamos! De golpe tuvimos claro que, con toda seguridad, nos íbamos a quedar sin recibir a un solo estudiante para este curso. También estaba claro que no encontraríamos a ninguna familia anfitriona que con estas circunstancias se atrevería a alojar a un adolescente durante varios meses.
Imaginaos las sensaciones de impotencia, frustración y decepción. Así fue.
Y entonces... llegó el PRIMER MOMENTO de asombro y por el que a día de hoy seguimos estando agradecidas: Nuestro primer momento de asombro
Comienzan a inscribirse estudiantes. Uno tras otro. Incluso durante el confinamiento absoluto seguíamos teniendo interesados.
El resultado: ¡en septiembre de 2020 llegaron diez estudiantes más que el curso pasado! No podíamos creerlo. ¿Qué pasaba aquí?
Por un lado, nos aprovechamos del hecho de que, debido al cierre de fronteras, algunos/as participantes no podían volar a Canadá, Nueva Zelanda, Australia o EE. UU. Por esa razón, optaron por un país europeo al que fuera fácil de entrar en septiembre. Por otro lado, estábamos convencidas de que la curiosidad por otro país, otra cultura y otro idioma tan internacional era más fuerte que el miedo a la Covid-19. Y para ser realmente honestas... ¿No es lo mejor que podría hacer un/a adolescente en esta época de locura? Mientras que la mayoría de personas mirará hacia atrás en 2020 (y probablemente 2021) con desagrado, estos/as jóvenes podrán decir con orgullo que han sacado el máximo provecho durante la época de la pandemia. ¡El virus está en todos lados! No es un hecho aislado en un solo país.
El nuevo estilo de vida y las medidas restrictivas que se han impuesto son similares prácticamente en todas partes.
En vez de quedarse en casa amargados/as, estos/as jóvenes han decidido hacer de un tiempo aburrido, algo emocionante.
Y aquí los tenemos: son nuestros/as estudiantes valientes de Alemania, Austria, Suiza, República Checa y Eslovaquia. Y así ya de camino, celebramos juntos el intercambio EUROPEO. Desde Openmind esperamos que este fenómeno no sea algo pasajero, sino que los/as jóvenes también se den cuenta a largo plazo de que Europa tiene tanta diversidad cultural que ofrecer que no hace falta viajar al otro extremo del planeta.
Entre estos/as valientes estudiantes se encuentran sus valientes padres y madres...
... que, contra todo pronóstico, se atrevieron a mandar a sus hijos/as lejos incluso en estos tiempos difíciles. ¡Esto requiere mucha confianza! Confianza en su propio/a hijo/a y por supuesto en la agencia que organiza la estancia. Aprovecho esta oportunidad para agradeceros de todo corazón y con todas mis fuerzas, queridos/as padres y madres, vuestra confianza en Openmind.
Nuestro segundo momento de asombro
La facilidad con la que encontramos a familias anfitrionas españolas nos dejó una vez más boquiabiertas. Tengo que reconocer que a día de hoy casi ni me puedo creer que para cada estudiante pudimos encontrar una familia sensacional en un tiempo relativamente corto. ¡Las familias son para mí las verdaderas heroínas!
No olvidemos que tuvimos que buscar familias en pleno confinamiento. La Covid-19 estaba por todos lados y España atravesaba momentos de mucho dolor. Considero realmente admirable mirar con optimismo hacia el futuro y atreverse a abrir las puertas a un/a joven extranjero/a. Especialmente si una es consciente con qué grupo de meta tratamos. Hablamos de adolescentes que sabemos lo difícil que les resulta quedarse en casa sin salir. ¿Quién le puede garantizar a una familia anfitriona que su hijo/a de intercambio vaya a cumplir las normas?
Ni el miedo ni la desconfianza las han desanimado a ser familias y no ha sido un problema encontrar familias optimistas. Todo lo contrario, las numerosas conversaciones que hemos mantenido con madres y padres anfitriones estaban llenas de ilusión por retomar una vida normal y cambiar el monotema presente durante la primavera y el verano.
¡Vivan la flexibilidad y de nuevo el coraje que las familias han demostrado este año!
Y por tercera vez nos quedamos atónitas
Nuestro tercer momento de asombro fue y sigue siendo el comportamiento de nuestros/as participantes y sus familias anfitrionas en España. No hemos tenido prácticamente ninguna queja ni problema. Por supuesto existen algunas cuestiones de las nos que debemos ocupar, pero nada comparado a años anteriores.
Parece como si en este momento las prioridades hubieran cambiado para todo el mundo: mientras que muchas personas están gravemente enfermas y luchando por sobrevivir en las UCI, preocuparse por las trivialidades no es lo oportuno. Una habitación desordenada, una madre anfitriona que mima demasiado, un/a compañero/a de clase que no cae bien, los deberes que tanto cuestan, etc... Todas estas cosas de repente tienen menos importancia.
Uno se concentra en lo esencial, ambas partes (familias y estudiantes) tienen la voluntad inquebrantable de que su valentía destacable para participar en un intercambio cultural en estos tiempos ha merecido la pena en todos los aspectos.
De repente, es completamente irrelevante si hay que caminar con una mascarilla, si hay que lavarse las manos a todas horas o si no se puede acercar demasiado a alguien. Al contrario, hay que alegrase de que son únicamente estas medidas para seguir llevando una vida relativamente normal. Lo único importante es que se ha podido viajar a España y que se puede vivir una experiencia inolvidable. Asimismo, se observa que los/as jóvenes son más conscientes de que su propio mundo está bastante intacto, especialmente si se tienen en cuenta los problemas brutales con los que mucha gente tiene que lidiar en este momento.
Es muy agradable poder decir que se siente más gratitud
Si estamos en lo cierto con este análisis y nuestras suposiciones, únicamente podemos rezar para que también en la era poscovid, las prioridades sigan cambiando.
¡Le haría mucho bien al mundo!
¿Hay algo que os haya sorprendido durante estos tiempos difíciles? Gracias por dejarnos algún comentario.